martes, 19 de octubre de 2010

Feliz cumpleaños


Sé que te has cansado de planear toda tu vida sin querer. No sabes que es morir después de haber vivido por ti alguna vez.

Es extraño admitir que vivo esperando que lleguen los últimos meses del año para comenzar una fiesta personal a la que sólo la gran invitada de honor, yo, es bienvenida.
Estoy cansada de que la gente al hablarme, y leerme crea que me conoce por completo y/o pueda establecer criterios sin ni siquiera tomarse la molestia de preguntar o sentarse a un lado, por un rato.
El 21, cumples años…era más difícil decirle a él “cumples un día antes que…” porque ya de por sí había una sombra del pasado muy fuerte entre nosotros como para permitir que tú pesaras más. Eran demasiadas las casualidades: el rumbo, la fecha, el nombre… Debí haber sido más lista y darme cuenta desde mucho tiempo antes que las cosas no iban a terminar bien. Pero bueno… ¿Cuándo terminan bien?
Hablan sin darse cuenta que llevo cavando una tumba que parece no tener fondo, y por más tierra que saque, a lo lejos se sigue escuchando tu maldita voz. Los reclamos, los reproches, las quejas, las críticas, los silencios, las miradas confundidas y los nudos en la garganta siguen, siguen aquí. Quisiera que fueras un libro viejo, oxidado, lleno de polvo, para arrancarte las hojas y deshacerme de ti. Quemarte tal vez.
Hace ya algunos años, cerca de estas fechas, sabía que el final estaba por venir, pero luché hasta el último de los días.
Quiero que me regreses el pedazo de corazón que dejé en tu cajón, a lado de tu cama, cerca del sillón al que me aferraba para no llorar frente a ti.
¿Debo desearte un feliz cumpleaños? Si los siguientes pasos que he dado han estado ligados a alguna expresión, o a una imagen reprobatoria como todo lo que venía de tu parte.

Me queda el consuelo que la música es lo único que te quedó de esta persona que ahora te detesta, y que alguien con más fuerza q este coraje que siento, hace que por tu bien no te encuentre en mis caminos…Mantente lejos, que la soledad no es por extrañarte, es por el temor de invocarte…aún en otra figura, otro cuerpo con otra voz.

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