lunes, 20 de agosto de 2012

Hoy me llamaron "romántica"

Confesé que más que tener una lista de lugares por conocer, tengo una lista de escenas que realizar.
En un café parisino, en las calles mojadas por la reciente lluvia... Bajando las escaleras de un puente perfecto, un acordeón, sentir el aire francés acariciar mi rostro...
No, yo no tengo puntos específicos. Me quiero lanzar a lo desconocido para vivir como ellos, aunque sea unos días.
No, yo no disfruto de tiendas y plazas comerciales enormes. A mí me gusta caminar, tomar la fotografía para volver inmortal a mis memorias...Sentirme lejos, como con la sensación de empezar de nuevo, tan retirada de todo lo que me ha dañado, de todo lo que he amado... solo para aprender a amar más y de diferente modo.

Quiero conocer gente. No me interesa levantarme por la mañana y cumplir un horario... Hoy me llamaron "romántica", por querer hacer lo que en libros y grandes películas he conocido.
Los museos vienen después, prefiero empaparme de pasos cotidianos.

y sigo creyendo...

Es chistoso cómo pequeñas casualidades me hacen creer que tengo un compromiso que cumplirme... A veces lo veo tan lejano que me burlo de mí misma al atreverme a pensar en eso.
En ocasiones me motivo tanto que sigo caminando por esas calles, veo el rostro de la gente, los olores de la ciudad, la vida misma.

Te extraño tanto Santiago. Nunca pensé que pudiera existir este tipo de sentimientos... Jamás creí toparme con la nostalgia de saberte en un lugar y despertar en otro tan distinto.

Pocos entienden y honestamente, me importa un carajo que no lo hagan...

miércoles, 15 de agosto de 2012

estás conmigo...

Hoy he recorrido los pasillos donde te encontraba. Maravillosas sorpresas día tras día, ver tu sonrisa, tu porte extranjero, tu mirada de color ...escucharte unos minutos, como un regalo prometido.
Ya no estás, pero nunca había sentido algo tan cercano aunque al tacto no funcionara.

Llegaste sin aviso. Yo solía caminar protegiéndome del contacto externo. No buscaba a nadie, creía tenerlo todo en alguien que nada encontró en mí... Es irónico, cuando más me protegí, cuando menos ansiaba compañía es cuando mejor sucumbí a sus palabras y a tu mirada...

Debes saber que desde que no estás aquí, no me cierro en unos audífonos. Tú sin manos, los quitaste y me enseñaste a conversar y llegar a hablar de amor, otra vez.
Tanto tiempo sin plasmar mis ideas en palabras escritas... Contigo recuperé mi más grande debilidad: escribir, escribir... hasta ahogarte en mis textos...ahogarme en los tuyos.

Leerte era indispensable. Lo sigue siendo. Verte era necesario.

El miedo paraliza mis ganas. La impotencia me lleva a esperar, a saber que pronto todo terminará y por fin, cada quien tomará su propio camino...El tuyo ya trazado, el mío tan confuso.

A veces te extraño tanto que me vuelvo ausente y llego a creer que nunca te quise.

martes, 14 de agosto de 2012

Tú me dijiste...

Adoraría poder terminar este post antes de que alguien entre a la oficina, me interrumpa y se atreva a solicitar algo del trabajo..¿Cómo se atreven?...Bah.

Seguramente nos hemos encontrado en alguna reunión con tus compañeros de la prepa. Esas en las que por la emoción prometes tantas cosas, como : " Hay q reunirnos cada mes, no perder el contacto". Unos prometen hablarse por teléfono, al menos una vez a la semana. Otras tantas organizan una ida al café cada dos. ¿Cuántos realmente lo hacen?...Son tan pocos.

Nos hemos acostumbrado a oir promesas que no serán cumplidas tan fácilmente, que lo peor  es que nosotros mismos prometemos sin en realidad sentir ese compromiso.

Recuerdo cuando era niña y tenía que dejar mi ciudad natal para volver a mi realidad. Odiaba dejar a mi familia y tener que regresar al calor, a los poco simpáticos compañeros de clases, a dejar la multitud por unos cuantos ... Eran las despedidas tan amargas para una niña de 8 años que, al menos mis primas, tenían que recurrir a decirme:
- " Cuando regreses iremos a la pista de hielo"
- "Cuando vuelvas, te llevaré al parque de diversiones"

Y cada temporada vacacional yo regresaba con las estúpidas ganas de ir a patinar o a subirme a los juegos mecánicos y...¿qué? ¿Saben cuántas veces fuí? ¿cuántas me llevaron?..¡¡NINGUNA!!

Desde ese tiempo decidí dejar de tenerle confianza a las promesas de las personas. No es cierto, no cumplen. En detalles tan simples como cuando te despides de una amiga que no habías visto en meses y te encontraste por casualidad, intercambian teléfonos y vuelven a pasar seis meses y nada, te das cuenta la poca formalidad de la gente. de ti mismo.

Esto lo pensé después de que Triana, luego de un par de años de vivir en Canadá, finalmente regresó a Tabasco. Descubrí que incluso ya tiene un empleo y asiste a fiestas y eventos sociales a través de Facebook (puto chismoso) ...Me emocioné al mismo tiempo que le reclamaba (vía MURO)  por qué ya vivíamos en la misma ciudad y no nos hemos visto. Me respondió que a través de un mensaje interno me enviaría su cel para ponernos de acuerdo... 

Un día.
Dos días.
Tres días.

¡CARAJO!...Debe ser muy difícil enviar tu número. Y por mi parte, no la busco más... Yo ya no espero que alguien cumpla el deseo de encontrarnos, si previamente lo prometió. Por eso la sorpresa es minúscula, por eso los encuentros sí realizados me entusiasman y me hacen creer nuevamente en la buena voluntad. Pero son tan pocos, somos tan pocos.

Es como un círculo vicioso en el que caes sin darte cuenta. Por costumbre, protección propia...