Hoy he recorrido los pasillos donde te encontraba. Maravillosas sorpresas día tras día, ver tu sonrisa, tu porte extranjero, tu mirada de color ...escucharte unos minutos, como un regalo prometido.
Ya no estás, pero nunca había sentido algo tan cercano aunque al tacto no funcionara.
Llegaste sin aviso. Yo solía caminar protegiéndome del contacto externo. No buscaba a nadie, creía tenerlo todo en alguien que nada encontró en mí... Es irónico, cuando más me protegí, cuando menos ansiaba compañía es cuando mejor sucumbí a sus palabras y a tu mirada...
Debes saber que desde que no estás aquí, no me cierro en unos audífonos. Tú sin manos, los quitaste y me enseñaste a conversar y llegar a hablar de amor, otra vez.
Tanto tiempo sin plasmar mis ideas en palabras escritas... Contigo recuperé mi más grande debilidad: escribir, escribir... hasta ahogarte en mis textos...ahogarme en los tuyos.
Leerte era indispensable. Lo sigue siendo. Verte era necesario.
El miedo paraliza mis ganas. La impotencia me lleva a esperar, a saber que pronto todo terminará y por fin, cada quien tomará su propio camino...El tuyo ya trazado, el mío tan confuso.
A veces te extraño tanto que me vuelvo ausente y llego a creer que nunca te quise.
No hay comentarios:
Publicar un comentario