miércoles, 28 de marzo de 2012

Escribo de ti...

Tal vez siguiendo la misma línea que el post anterior.

Aún no te conozco, no sé cómo eres. Ignoro si te gusta hablar demasiado o eres de los que calla para escuchar y después de un rato emitir su opinión. Quizá eres alto, de niño fuíste obeso o más bien eres adicto al ejercicio, no como yo.

No puedo imaginarme tu cara, mucho menos tu voz. Seguramente tienes una sonrisa hermosa, porque en eso mucho me fijo yo. 

El otro día me hiciste falta.
(como todos los días, claro)

Si bien a mi lado hay un espacio que nadie ha podido-querido llenar, tu ausencia se marcó demasiado. Me encontraba frente a una de las más bellas representaciones artísticas de la vida misma. Estaban creando música y tú no estabas. 
Llegué buscando un lugar que me garantizara buena ubicación para no perder ningún detalle. Poco a poco el teatro se llenó por completo y como es costumbre, en esos pequeños espacios que hay entre una fila y otra, la gente que llegaba tarde ideaba miles de maneras para alcanzar asientos libres ( aplastando rodillas, haciéndose pequeños, moviéndose con rapidez para no estorbarte...más).
Después de unas lágrimas que escaparon por la emoción y sobre todo admiración, los aplausos no quisieron callarse y de pie agradecí por esa tarde.

En una de mis películas favoritas, Marco llora por no poder compartir con la persona amada los más bellos momentos de su vida, así me sentí.

Luego de un rato de tanta sensibilidad, tomé asiento de nuevo y entonces te extrañé. No estabas y no me había dado cuenta que desde el principio del recital había un lugar vacío a mi lado. ¡ Era tu lugar!
Siempre he pensado que todo esto es una muy mala broma, y ese día lo comprobé. 
Tanto extrañar a alguien que aún no conozco pero que ya tiene un espacio.

¿Por qué precisamente junto a mí? Nadie más podría darle más importancia que yo misma que tanto te he imaginado, en aire, en ideas, en mi cabeza.

Un lugar vacío porque tú no estabas. No has llegado. Ese lugar te pertenecía y entonces, así lo comprendí. 
Pudiste ver mis ojos llenos de emoción y reírte de mis caras de sorpresa, o responder a las dudas que en ese tiempo me surgían. Te habrías levantado como yo a aplaudirles ...

Simplemente, habrías estado junto a mí. 


Pero no estás.
Aún, creo...aún.

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